"Panorama desde el puente" es una obra realista, un pardigma del "realismo americano".
Esa es probablemente la mayor dificultad a la hora de plantear un montaje serio de la obra. La realidad. Uno puede plantearse representarla con tres taburetes y una tabla como escenografía y aun así conseguir un montaje impresiontante. A condición de que en todo lo que pase encima del escenario haya verdad. Uno no se puede limitar a buscar una historia bien contada. Hay que centrarse en cuerpo y alma en los actores, buscar sus interioridades, plantearles infinidad de situaciones, empujarles a buscar a sus personajes, a entenderlos, a convertirse en ellos. En otras palabras, a encontrar el interior, porque sin personajes, sin actores, la obra se cae.
En "Panorama desde el puente" no puede haber falsas sonrisas o llantos exagerados. Todo tiene que encajar con la realidad. No puede haber movimientos extraños ni fuera de lugar. Arthur Miller no planteó con "Panorama desde el puente" una simple obra de teatro. Planteó una realidad encima de un escenario. Incluso creó un personaje, el abogado Alfieri, a mi entender, para ayudar al espectador a conectar con esa realidad.
Sin embargo, aunque todo tiene que ser milimetrado, "Panorama desde el puente" no es una obra que se pueda dirigir al estilo "dictador". No se pueden imponer un movimiento al actor. Ni tampoco se le puede negar porque en "Panorama desde el puente" la actuación tiene que salir desde dentro. De otro modo, ¿cómo podría haber verdad? Es precisamente por esa realidad que nos autoimponemos por la que todo lo que ocurre en escena tiene que ser orgánico. No puede fingirse. Todo lo que sale de cada actor tiene que empezar dentro de él. Lo poco que se puede dejar salir. La mayoría se queda dentro, porque, para añadir más dificultad, "Panorama desde el puente" esconde más que muestra. Los personajes ocultan mucho más de lo que dejan ver y casi nunca dicen lo que piensan o sienten. Esto no sería mayor problema, claro está, sino fuera porque el espectador ha de percibirlo.
En menudo lío nos hemos metido ;-)
Esa es probablemente la mayor dificultad a la hora de plantear un montaje serio de la obra. La realidad. Uno puede plantearse representarla con tres taburetes y una tabla como escenografía y aun así conseguir un montaje impresiontante. A condición de que en todo lo que pase encima del escenario haya verdad. Uno no se puede limitar a buscar una historia bien contada. Hay que centrarse en cuerpo y alma en los actores, buscar sus interioridades, plantearles infinidad de situaciones, empujarles a buscar a sus personajes, a entenderlos, a convertirse en ellos. En otras palabras, a encontrar el interior, porque sin personajes, sin actores, la obra se cae.
En "Panorama desde el puente" no puede haber falsas sonrisas o llantos exagerados. Todo tiene que encajar con la realidad. No puede haber movimientos extraños ni fuera de lugar. Arthur Miller no planteó con "Panorama desde el puente" una simple obra de teatro. Planteó una realidad encima de un escenario. Incluso creó un personaje, el abogado Alfieri, a mi entender, para ayudar al espectador a conectar con esa realidad.
Sin embargo, aunque todo tiene que ser milimetrado, "Panorama desde el puente" no es una obra que se pueda dirigir al estilo "dictador". No se pueden imponer un movimiento al actor. Ni tampoco se le puede negar porque en "Panorama desde el puente" la actuación tiene que salir desde dentro. De otro modo, ¿cómo podría haber verdad? Es precisamente por esa realidad que nos autoimponemos por la que todo lo que ocurre en escena tiene que ser orgánico. No puede fingirse. Todo lo que sale de cada actor tiene que empezar dentro de él. Lo poco que se puede dejar salir. La mayoría se queda dentro, porque, para añadir más dificultad, "Panorama desde el puente" esconde más que muestra. Los personajes ocultan mucho más de lo que dejan ver y casi nunca dicen lo que piensan o sienten. Esto no sería mayor problema, claro está, sino fuera porque el espectador ha de percibirlo.
En menudo lío nos hemos metido ;-)
1 comentarios:
Me parece la polla, tener un blog de la obra. Gran idea, Rocky.
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